«Soldados» de Enrique Saldivar en Flickr (CC BY-NC-ND 2.0)
¿De qué trata esta novela?
Sobre todo del vínculo a la tierra, del amor a ella. A la física, la que es puede tocar, la que se trabaja y mima, la que da sus frutos, pero sobre todo habla de la de la memoria, la que asociamos a nuestros seres queridos y buenos recuerdos, la de nuestro pasado, la de nuestros muertos…
Tierra que explota el imperialismo feroz, sin respeto, con desprecio y aquí tenemos otras dos líneas temáticas más:
- El colonialismo cruel y violento, para quien los lugareños solo son esclavos, cuya vida no tiene valor. ¿Qué han sido los indígenas en general para los pueblos invasores? Mano de obra útil y poco más. Pobres desgraciados a los que había que «civilizar» desde la perspectiva de una raza superior, que en este caso se ejerce sobre un país tradicionalmente colonizador.
- Y la explotación salvaje de los recursos naturales: la tala de árboles sin medida tiene un referente real en nuestro maltrato sistemático al planeta, un paralelismo con el deterioro medioambiental producido por el hombre durante siglos.
Hay además mucho dolor, no solo ante la pérdida, sino ante la violencia absurda y la muerte de inocentes. Un dolor en el que todos acaban haciéndose iguales, vencedores y vencidos. «El dolor que nos une» (pag.258).
Y hay violencia excesiva, ensañamiento brutal, deshumanización absoluta y una brutalidad que no da tregua y despoja a los personajes de piedad y sentimientos, incluso del habla…
También podemos hablar de la culpabilidad que siente Eva a medida que va conociendo detalles de la historia del pueblo que ella y los suyos han ocupado.
Igualmente subyacen veladas menciones a la violencia psicológica sobre la mujer y su papel secundario en la sociedad.
En cuanto a los protagonistas, nos encontramos con Eva, que va abriendo los ojos mientras avanza la novela y pasa de una vida rutinaria sin aliciente alguno, en la que no se cuestiona nada a pesar de lo que ha perdido, a replantearse todo, a ver el mundo a través de la mirada de Leiva, a ser consciente de las barbaridades de las que ha sido cómplice. Y no solo eso, se atreve a decirse a sí misma lo que de verdad piensa: de su marido, de su existencia, de su pérdida de fe. La llegada de Leiva. Cuando acaba la novela, Eva se ha transformado.
Leva es la víctima del horror por excelencia, roto por el sufrimiento, sobrevive como un animal por mero instinto y el deseo de volver a la tierra de la que le arrancaron a la que se siente unido íntimamente.
El marido de Eva, Iosif, encarna esa furia soterrada, la bestialidad y el abuso, avalados por los galones. Apenas habla, pero su figura emana dureza y crueldad.
Del resto de personajes secundarios, destaca el teniente Boom, el único con un atisbo de empatía y compasión.
Podéis comentar lo que queráis aquí, antes de que terminemos de analizar la obra el jueves próximo en nuestra reunión virtual.
¿Algo que añadir noveleros y noveleras?
¡Hasta la semana que viene!