Contexto y tramas de «La tierra que pisamos»

«Macro tierra», fotografía de Mario González en Flickr (CC BY 2.0)

No nos encontramos en un tiempo concreto, no es un momento muy lejano al nuestro, pero no está claramente definido. Hay carruajes y caballos para desplazarse, telégrafo, tinteros, pero también camiones. ¿Principios del siglo XX?

Un ejercito «imperial» procedente del norte, se ha anexionado España estableciendo un régimen marcial, militar, con guarniciones en los pueblos y prohibición de relaciones con los lugareños.

Hay en los nombres propios y en los topónimos referencias claras a la cultura alemana y a premisas nazis (lugar hegemónico de la nación invasora en la historia, expulsión de los débiles…), pero con retazos de colonialismo (a los españoles se les considera «indígenas», vagos, borrachos y peligrosos mientras que los invasores se ven como salvadores).

Estamos ante un mundo imaginado que pudo ser y no fue.

La historia transcurre, eso sí lo sabemos con certeza, por la Tierra de Barros, La Parra, Badajoz, Olivenza, Puente Ajuda, Zafra… Estamos en Extremadura.

Se alternan como voces narrativas la primera persona de la protagonista, Eva Holman, con la tercera, cuando ella misma cuenta la de Leva, entrelazando pasado y presente sin transición alguna. En las últimas páginas aparece incluso el propio yo de Leiva que potencia el climax dramático final.

Como trama principal se nos presenta a un hombre irrumpiendo en los terrenos donde viven Eva Holman y su marido, coronel retirado del ejército que ha invadido España. Ella intenta echarle, pero el intruso la ignora y aunque no sabe muy bien por qué, acaba consintiendo su presencia.

En el siguiente escenario, vemos a Eva reconstruyendo la vida de Leva, su misterioso visitante. Al principio a partir de lo que este le cuenta entrecortadamente y más tarde a través de la correspondencia que establece con el teniente Bloom, que le conoció años atrás en una estación maderera del norte.

Eva asiste como espectadora en primera fila al despliegue cruel y deshumanizado del ejército invasor, de los suyos, en esa «película» que va poniendo en pie: la llegada de los prisioneros al campo de trabajo, las rutinas de la vida allí, los inviernos… Un relato que transcurre paralelo al recuerdo de su propia vida.

Mientras se va produciendo un mayor acercamiento entre ambos, se nos revelan datos sobre la llegada del nuevo jefe al campo, su trabajo con él y, sobre todo, del comienzo de la guerra, de la brutalidad sin sentido con que los soldados arrasan el pueblo. Todo ello entrelazando la narración con el día a día de Eva, su propia rebeldía ante las autoridades, su rencor y su dolor.

Este continuo cruce en el que se confunden Eva y Leva, el pasado y el presente… contribuye a unirlos, a hermanarlos a pesar de las diferencias.

«Quizá, como dicen, en algún momento fuimos uno. No un solo cuerpo, sino un solo ser. Nosotros, los árboles, las rocas, el aire, el agua, los utensilios. La tierra.»

Comentad, comentad.

Estamos deseando leeros 🙂

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6 respuestas a Contexto y tramas de «La tierra que pisamos»

  1. Fer dijo:

    Hola
    Está obra te traslada a un mundo, el de la protagonista, triste, gris. Un mundo que empieza a conocer a través del intruso. Un mundo en el que se ha dejado llevar por las normas y las buenas maneras de la de sociedad, hasta que aparece un indígena y empieza a ver el mundo como es y se revela a su manera, acercándose al desarrapado de Leva y dejando que pasen los acontecimientos sin hacer nada, sin dar aviso a las autoridades.
    Es una novela dura. Me descoloca que a veces no sabes en qué momento de la historia estás. Una historia en la que la protagonista ve la culpabilidad de los que no hacen nada, de los que viven sin querer saber. Leva le da la oportunidad de saber y ella lo aprovecha y se ve a si misma y su marido como realmente son.

    El personaje del marido se nos describe como un gran militar, pero su verdadera personalidad se nos da a conocer con las frases que dice, o que escupe, a su mujer.
    La verdad que, aunque me ha dejado «mal cuerpo» me ha gustado.

    • Novelerías dijo:

      Los que viven sin querer saber, los que miran hacia otro lado… A mí me ha llevado a pensar en aquellos millones de alemanes que hicieron posible la llegada de Hitler al poder y apoyaron sin fisuras a los nazis…
      Aquí, efectivamente, la historia de Leiva cae con toda su dureza sobre Eva, le abre los ojos bruscamente, pero ¿es que en ningún momento se le había pasado por la cabeza que, como ejército invasor, sus compatriotas estaban cometiendo todo tipo de abusos con los indígenas?.
      La mezcla de estructura narrativa entre la actualidad de Eva y el pasado de Leiva (con la llegada al pueblo de los soldados) me parece magistral, aunque a veces resulta confusa, tienes razón.
      Es cierto que buen sabor de boca, no deja, pero a mí también me ha parecido buena literatura, Mª Teresa. ¡Gracias!

  2. M. Jose dijo:

    Hola:
    Yo voy por la mitad, pero me pasa lo mismo que con Intemperie; estoy con el alma encogida.
    Un saludo

    • Novelerías dijo:

      Hola Mª José, te echamos de menos en la última cita :). Es una obra dura, la verdad. A su lado Intemperie parece hasta dulce… Ha habido algún momento en que tuve que que dejar de leer, para darme un respiro.

  3. BAQUERO GOMIDE, FABÍOLA dijo:

    Holá,
    Los últimos capítulos son más esclarecedores. Sentí la dureza de la guerra, el dolor, la violencia, la injusticia … Creo que eso fue lo que me detuvo en mi lectura, porque en muchos momentos no entendí nada. Ni siquiera sabía que en España vivían indios !! jajajajaja Fue duro.

    • Novelerías dijo:

      Sí, no es una obra de lectura sencilla. Me alegra que el final te haya resultado más claro, porque en tu caso, como te dije en el otro comentario, tiene mucho mérito, leyendo en una lengua diferente a la tuya.
      Este aspecto de vernos a nosotros mismos como indígenas, me ha parecido muy impactante. Cuesta imaginarnos al otro lado, no como conquistadores sino como conquistados. Esta perspectiva ficticia que se plantea, me ha descolocado mucho y, sobre todo, me ha hecho sentir muy vivamente lo que sufrieron aquellos indios reales, machacados por nuestros colonizadores. En estos tiempos convulsos que vivimos, hemos visto cosas que seguramente nunca esperamos ver (la pandemia, el asalto al Congreso de los USA, un volcán hiperactivo, inmigrantes utilizados como arma política…) Ya nada parece imposible… ¡Gracias, Fabiola!

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