Temas y personajes de «La señora March»

«Soledad», fotografía de Damgraphy en Flickr (CC BY-NC-ND 2.0 DEED)

He elegido esta imagen porque si algo me transmite la protagonista que da nombre y vertebra toda la obra, es soledad. Su aislamiento es total: no tiene una relación familiar sana, no tiene amigos, no tiene a nadie con quien hablar. De hecho su interlocutora es ella misma o su amiga imaginaria de la infancia. 

Se encuentra incómoda entre las madres del colegio, en el vecindario, en las reuniones literarias, incluso en su casa cuando está su criada. ¿Cuál es el sitio de la señora March? No lo tiene, no lo encuentra, es invisible, no tiene identidad (solo conocemos su nombre en la última frase del libro)

¿Es su inseguridad lo que produce el desasosiego vital del que no sabe salir? ¿El origen de esta y de su aislamiento procede de una infancia desgraciada? La verdad es que todos estos temas darían para una sesión de terapia psicológica en toda regla 🙂

La familia no sale bien parada: sus padres la ignoran o como mucho, la menosprecian; para su marido es un elemento cotidiano que forma parte de la decoración de su casa y a la que le une la fuerza de la costumbre; y su hijo la teme más que la quiere.

Y seguimos con patología emocional, porque a todas estos asuntos se viene a sumar la obsesión y la paranoia en las que acaba inmersa cuando comienza a pensar que su marido es un asesino.

De fondo, todo un mundo de apariencias y de hipocresía social que parece antiguo, pero viene a definir también nuestra actualidad de postureo.

Los personajes que acompañan a la señora March, no pueden ser sino meros comparsas, porque ella ES la novela. 

Ya hemos venido comentando que es un mal bicho y aunque es verdad que no lo tuvo fácil de niña, no sé si el abandono de niña bien puede explicar tan desagradable ser humano. Es que no le falta de nada: no tiene corazón, es envidiosa, es antipática, es retorcida, simple, interesada, vacua…

¿No es demasiado, excesivamente repulsiva? 

Por su parte, George, su marido escritor, tampoco es ninguna perlita. Sigue aferrado a un matrimonio falso y un teatrillo de apariencias sociales mientras la engaña con otra mujer. Da mucha grima con su cariño esto, cariño lo otro 🙂 Egoísta y pagado de sí mismo, vive su propia vida con esta mujer al lado, en paralelo a ella, sin cruzarse con ella por el camino.

El pobre hijo, Jonathan, es la verdadera víctima de la historia. Ni querido, ni tenido en cuenta, es más invisible que su madre. Solo se acuerdan de él cuando se hace notar, quizás para llamar la atención y entonces, solo recibe rapapolvos.

El personaje de Martha, la criada, es quien maneja el cotarro en la casa, la más lista. Conocedora de la debilidad de su patrona, hace y deshace como quiere, decide y sabe más de lo que parece. Cuando ve que la cabeza de la señora March se va del todo, pone pies en polvorosa.

Los vecinos parecen encarnan la envidia: Sheila, la vecina, tiene y es todo lo que la señora March ansia, mientras que el hijo, Alec, parece envidiar el estatus de Jonathan.

De todo ello y de otras muchas cosas más, hablaremos el jueves, claro.

¡Hasta entonces!

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