Temas y personajes de «Dos hermanas»

*Aviso: es preferible no leer la entrada si no se ha leído la novela

Amor eterno Amor eterno de Andrés Nieto Porras en Flickr (CC BY-SA 2.0)

Desde luego Foenkinos se centra en los sentimientos en esta novela.

Nos lleva del amor al desamor y de la euforia a la desesperación en función de los altibajos que sufren los personajes, especialmente Mathilde.

La protagonista empieza la novela enamorada y feliz, tranquila, serena, disfrutando de una relación estable con futuro y un trabajo que le llena y le alegra la vida. Pero esta felicidad es muy breve porque enseguida somos conscientes de que algo no va bien y no tardamos en saber que Étienne la va a dejar.

Entra entonces en una vorágine de emociones que van desde la incomprensión inicial, el estupor más absoluto ante un abandono que no espera, pasando por una etapa de dolor profundo y soledad a medida que va asumiendo los acontecimientos.

El hundimiento progresivo de Mathilde en el sufrimiento ante la pérdida del amado es, en nuestra opinión, lo mejor de la novela. Podemos casi sentir su inmensa pena y entendemos sus arrebatos de esperanza antes de conocer que la situación es irreversible con la aparición de Iris.

El amor más puro tiene a Flaubert y a La educación sentimental como referencia: «El universo acababa de ensancharse de repente». Así ve Mathilde el amor que ya no tiene, así lo ha vivido con Étienne.

Luego está el amor «asentado», el que se tienen Ágathe y Frédéric, que empieza a verse teñido de rutina, quizá. La llegada de Lili, parece hacer perder la magia de la relación que, siendo firme, no se encuentra en su mejor momento.

Y el amor recuperado de Iris y Étienne, que parece haberse encontrado siempre en estado latente y explota en el reencuentro. Una historia inacabada que solo ha sufrido un parón y se retoma como si nada hubiera pasado al volver a encontrarse. El primer amor que deja huella y no se borra del todo y devuelve a ambos las ganas de vivir.

¿Y qué hay del amor fraterno? ¿Existe entre las hermanas? ¿O es un cariño «obligado» por los lazos familiares?. Realmente parece que no son espíritus afines, no tienen muchas cosas en común. Ágathe y Mathilde, no están muy unidas. A medida que se alarga la convivencia, las diferencias son cada vez más evidentes y parecen aclarar que la una ayuda a la otra solo porque es su hermana y Mathilde a su vez, la soporta solo porque no quiere ser desagradecida. Una vez que los celos y la envidia hacen su aparición, no queda rastro de amor…

La vocación de Mathilde, su devoción por la literatura y la educación serían otro tema a comentar. Le permiten seguir anclada en la cordura mientras sigue dando clase, sin embargo, piensa que la formación, las novelas, la cultura la han hecho más infeliz que a su hermana. Mathilde lo tiene claro, pero en vuestra opinión ¿es más feliz el que no sabe?…

Las redes sociales como instrumento del amor, son otro tema del que podemos hablar. Por un lado, se describe perfectamente la adicción a los teléfonos móviles y sus aplicaciones: los mensajes y llamadas esperados con ansiedad. Por otro, se recoge también el rastreo de perfiles y fotos en las redes (en los que siempre aparecemos felices y guapos) a través de los cuales podemos conocer más sobre el ser querido, fomentado nuestra «curiosidad dolorosa» de saberlo todo.

Y los servicios que ofrecen contactos, que emparejan personas, esa forma de conocer a otros, exclusiva de nuestro tiempo y de la que el autor nos habla por medio de Sabine. No parece haber funcionado bien para ella: los hombres con que se cita solo buscan sexo, pero finalmente le sirve para conocer a Antoine, con quien sí establece un vínculo afectivo importante.

En cuanto a los personajes, hay que detenerse por supuesto en Mathilde y su cambio brusco. ¿Era una mujer desequilibrada y lo que le pasa hace que se destape su verdadero carácter? ¿Es el shock producido por la huida de Étienne lo que provoca su locura? En cualquier caso, pasa de ser una profesora dulce y comprensiva a una psicópata convencida de que ha hecho justicia asumiendo la vida de otra. La inexistencia de arrepentimiento, nos descubre una frialdad en su forma de ser que había estado oculta hasta el final y nos hace pensar (a nosotros y a su hermana) que todo estaba planeado.

Ágathe nos resulta generosa y amable al principio. El autor la describe como un poco simple, con pocos intereses más allá de la música y a medida que la vamos conociendo, vemos sus dudas y contradicciones. Su relación de pareja no pasa por su mejor momento y la llegada de Mathilde no ayuda, pero se deja llevar. No hace nada más allá de sugerir a su hermana que tiene que buscar otro apartamento.

Étienne es el desencadenante de todo, el «culpable». No quiere hacer daño a la protagonista, pero sabe que la va a hundir en la miseria cuando se vaya. Tampoco le dice desde el primer momento cual es el problema y ella vive un tiempo en el desconocimiento total, incluso echándose la culpa por no haber visto las señales. El amor se acaba porque hay otro que no ha muerto, eso puede entenderse, pero que salga huyendo prácticamente, sin dar explicaciones, nos parece que no ayuda nada a Mathilde…

Iris es el personaje inmaduro, un poco veleta. Primero deja al hombre que ama para irse a conocer Australia y luego vuelve a Francia porque echa de menos su país. No tiene nada claro, se casa con un hombre que quiere hijos (cuando ella no los quiere). En ningún momento se dice que haya extrañado a Étienne y sin embargo, cuando vuelve lo primero que hace es llamarle. Si tuviéramos que hacer una previsión del futuro de esta pareja seríamos pesimistas, jajajaja.

Frédéric tiene más en común con Mathilde que con su mujer. Apasionado (como ella) y enamorado de su profesión (igual que ella) también ha dejado que su relación matrimonial se enfríe y aunque echa de menos lo que tuvo al principio con Ágathe, tampoco hace nada, más allá de organizar una desafortunada cita a ciegas. Se va acercando a su cuñada casi sin darse cuenta, dejándose llevar por el parecido, la nostalgia de los primeros tiempos del enamoramiento y la inevitable comparación, en la que Mathilde sale ganando.

El resto de personajes tienen menos peso y sirven para ayudar a la narración: Sabine para hablar de Tinder; Mateo, el alumno favorito que causa del alejamiento de Mathilde en el colegio; el director que la admira; la psiquiatra que la ayuda; Hugo, la cita a ciegas…

¿Algo que añadir?

Estamos deseando conocer vuestra opinión, dejadnos vuestros comentarios, por favor.

Esta entrada ha sido publicada en Literatura francesa y etiquetada como . Guarda el enlace permanente.

8 respuestas a Temas y personajes de «Dos hermanas»

  1. Valen Gomez Jauregui dijo:

    Has explicado todo muy bien y queda poco por añadir al análisis que ha realizado.
    Toda esa trama tan decadente me ha hecho reflexionar, pero también me ha dejado un regusto amargo tras la lectura de la novela. Es duro leer como una persona es capaz de perder un momento de plenitud personal y laboral en su vida para caer en una depresión y una crisis vital en todos los sentidos. Es fácil pensar que somos lo suficientemente fuertes como para superar esas adversidades o como para no caer en ellas, pero quizás todos conozcamos a personas que hayan tenido crisis existenciales cuando aparentemente desde afuera no había razones objetivas para ello.
    Pese a que la evolución de la historia podría resultar un poco deprimente en algunos pasajes, yo siempre intento sacar la lectura positiva. En este caso creo una de las moralejas podría ser la de intentar valorar y sacar partido a todas y cada una de las facetas de nuestra vida, por muy normales y anodinas que sean. Es una pena tener que perder una pareja, un trabajo, una familia, o cualquier otra de las capas que nos cubren en la vida, para valorar el no estar desnudos.
    Por supuesto que hay muchas más moralejas y corolarios a extraer de la novela, pero prefiero no acaparar y dejar que otros las compartan con nosotros…

    • Novelerías dijo:

      Sí, da que pensar el agujero en el que Mathilde cae de forma vertiginosa. Es cierto que somos mucho más frágiles de lo que puede parecer al resto del mundo y que desconocemos mucho de lo que se oculta en cada persona con la que nos cruzamos a lo largo de la vida.
      Nos quedamos con tu lectura positiva, Valen. A pesar de lo tópico, no hay ninguna duda: valoramos más las cosas cuando las perdemos. Forma parte de la condición humana.
      Ojala fuéramos capaces de disfrutar de lo que tenemos como si supiéramos que no va a durar…
      ¡Gracias!

  2. Manu dijo:

    Poco que añadir al estupendo y exhaustivo análisis sobre temas y personajes que has realizado de la novela «Dos hermanas». Como modesta aportación particular y como dice Valen intentando sacar lo positivo de su lectura, diré que centrándome en el personaje de Mathilde y respondiendo a tu pregunta de cual puede ser el motivo de su cambio brusco de caracter , creo que es su falta de capacidad de adaptación a la realidad en el sentimiento del «amor».
    Es facil decirlo , pero es complejo desarrollar y practicar esta habilidad sobre todo cuando afecta a uno mismo. No es lo mismo aceptarse que resignarse, pues esto último es el uso indiscriminado de la aceptación , aceptando todo sin límites .Se trata como en todas las capacidades del ser humano en buscar el equilibrio trabajando en este caso el perdon y la generosidad.

    • Novelerías dijo:

      Gracias, Manu. Desde luego no es capaz de resignarse, no. Ella considera que el desarrollo de los acontecimientos es injusto, que su vida debería haber sido mejor. Quizás, tal y como apunta Conchi, arrastra un trauma infantil que no parece afectarle mientras las cosas van bien, pero que acaba por aflorar y arrastrarla al abismo…

  3. Laura dijo:

    Yo no tengo tan claro que los personajes sean así, básicamente porque solo los percibimos a través de lo que le afectan a Mathilde. Ella percibe a su hermana como una persona simple, pero porque ella se considera superior, no busca en ningún momento un punto de encuentro con Ághate, por eso no tiene más que una relación superficial con ella. Y cuando sale en su ayuda le fastidia, ni siquiera se lo ha pedido, hay un punto de humillación. Como con todo el resto de personajes: solo existen en la medida en que ella se quiere (o no) relacionar con ellos. Yo no creo que sea una psicópata, pero sí una persona autosuficiente, en su sentido más peyorativo, y egoísta, Por eso su hundimiento es tan dramático, pierde su mundo perfecto y no quiere que el resto de la gente se entere de lo que ella considera un fracaso vital, cuya explicación busca siempre en otros, ella carece de culpa y por eso se siente legitimada a rehacer su vida por encima de las demás consideraciones. En fin, es un buen personaje que a mí me ha parecido, desde el principio, muy pagado de sí, que quizá es el punto perfecto para relatar la historia.

    • Novelerías dijo:

      Hola Laura. Los personajes los percibimos también a través del narrador, no solo es la visión de Mathilde: por ejemplo cuando habla del desinterés por el trabajo que apasiona a su marido, o cuando describe determinados comportamientos de Ágathe. A veces las dos voces se funden, eso sí. Y en cuanto a su psicopatía, no somo especialistas jeje, pero sobre todo en la falta de arrepentimiento y en la dificultad de su relación con los demás, a nosotros nos encaja perfectamente.

      • Laura dijo:

        Pues yo creo que los personajes están solo esbozados y se ven desde la perspectiva de Mathilde. Por ejemplo, el director, que siente al menos afecto (y puede que algo más) por ella, como a Mathilde no le interesa lo más mínimo no se sabe nada más de él. A mí me da la sensación de que al autor juega con presentarla como una víctima de una situación injusta para ella, apelando al gran motivo del amor, y va desvelando su auténtico carácter a medida en que se desarrolla el relato. Así el lector pasa de la empatía total a la sorpresa o al rechazo. Es un buen golpe de efecto. Una pena que no pueda estar en el coloquio este jueves, seguro que da mucho de sí.

        • Novelerías dijo:

          Es una interpretación, sí. Y claro, el autor juega con el contraste entre la Mathilde dolorida y la que se sobrepone (a costa de lo que sea). Esas dos caras opuestas son efectivas, lo comentaremos el jueves. Ya te contaremos 🙂

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *