Siri Hustvedt y «El verano sin hombres»

«En mi pequeña ciudad había bibliotecas llenas de libros, y en esos libros había historias sobre personas a las que nunca había conocido que vivían en países en los que nunca había estado. Tenían aventuras y eran víctimas de injusticias. Yo leía sobre reyes, reinas y magia, pero también sobre cautiverio, racismo, miedo a los desconocidos y niñas a las que se les castigaba por no querer ser modosas y estar calladas. Y pensaba: «¿Por qué es así? ¿Por qué no podría ser diferente?». Los libros se encarnan. Las palabras se entretejen con nuestro cerebro y nuestras vísceras, nuestros gestos y nuestros sentimientos. Nos cambian. Los libros y las ideas pueden ser peligrosos, pueden enfermarnos o enloquecernos, y pueden proporcionar formas de salvación, una vía de escape del dolor. Pero debemos recelar de las emociones ramplonas, las respuestas fáciles y las fórmulas hechas que vienen en paquetes brillantes con la etiqueta de «verdad»».

Con este fragmento del discurso de Siri Hustvedt en la entrega del Premio Princesa de Asturias de las Letras (que encontraréis en el vídeo que sigue a este párrafo), a nosotros ya nos había ganado para la causa, aunque aún no habíamos leído nada suyo.

Una vez más, el club de lectura nos ha permitido acercarnos a una autora que teníamos pendiente y leer del tirón un par de sus libros.

Tenemos ante nosotros una mujer curiosa y culta, que transmite y contagia pasión por el conocimiento. Una humanista en el sentido del Renacimiento: defensora de la simbiosis entre ciencias y letras.

Feminista con criterio y lectora impenitente, abierta e inteligente, nos ha dejado con ganas de más.

Todo ello, junto a sus orígenes, su formación, su interés por la neurociencia… se refleja en su obra en mayor o menor medida, también en nuestra lectura de este mes:

«El verano sin hombres»

Más allá de la historia de una mujer de mediana edad en plena crisis tras el abandono de su marido, en esta novela encontramos reflexiones profundas sobre la vejez, el feminismo, la violencia de género o el bullying en la adolescencia. Temas entre los que se intercalan digresiones constantes (muchas, a veces demasiadas en nuestra opinión), sobre todo de carácter filosófico, pero también literario, psicológico o artístico, que incluyen guiños directos al lector y conforman un libro de desconcertante y singular estructura.

Partiendo del punto más dramático del momento de la ruptura, la protagonista va siendo capaz de analizar su situación desde la calma que le proporciona el verano en el campo, el contacto con otras mujeres y sus propias historias. 

En ese contexto pasamos de ver a una Mia inicial cegada por el dolor, para después conocer a una Mia tierna, divertida, familiar, amiga, profesora y probablemente más sabia y serena, cuando acaba la novela. 

Os hemos seleccionado una entrevista a la autora sobre la obra:

Aunque, como siempre, encontraréis toda la documentación consultada aquí.

Esperamos disfrutar con vosotros de esta lectura diferente durante el mes de febrero.

Vuestro turno.

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6 respuestas a Siri Hustvedt y «El verano sin hombres»

  1. MJose dijo:

    !!Qué libro más bueno!!

  2. Fres dijo:

    A mí también me está gustando mucho 🙂 Voy al paso de la gallina, eso sí.

  3. Conchi Allica dijo:

    Me ha gustado mucho. Me ha sorprendido, yo también tenía ganas de leer algo suyo, no me ha defraudado, he agradecido sus comentarios, pensamientos, críticas o divertimentos, me han acercado a la autora y a su personaje, como si estuviéramos manteniendo una tranquila charla, entre amigas y con un café o té como pretexto para hablar de nuestras vidas.

    • Novelerías dijo:

      Hola Conchi. Seguro que a Siri Hustvedt le encantaría leer este comentario tuyo, porque ese diálogo que describes, parece algo buscado en la novela, aunque a veces da la sensación de que, más que hablando con el lector, esté pensando en voz alta… Ella misma hace referencia a esas divagaciones a veces: «Pronto, pensaréis, llegaremos a algún cruce o a una bifurcación en el camino. Aparecerá la ACCIÓN. Habrá algo más que la personificación de un pene envejecido y muy querido, algo más que las extravagantes divagaciones de Mia, algo más que presencias y Don Nadies…»
      ¡Qué bien que os esté gustando tanto!

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