Personajes y temas de «Una gran historia de amor»

«Columpio», fotografía de Judit Bermúdez Morte en Flickr (CC BY-NC-ND 2.0)

Esta es, claro, una historia de amor, tal y como nos avanza el título de la novela, pero aunque es el tema sobre el que gravita todo el relato, el asunto más importante que aborda (que además aparece una y otra vez) es el duelo, la pérdida, el dolor que produce la muerte de un ser querido.

Está detrás de la deriva familiar de Edith, tras el accidente de su padre; en el dolor de los dos protagonistas, cuando pierden a sus madres y sobre todo en el terrible mazazo que supone primero la desaparición de Marco y después la de la misma Edith.

La muerte marca el paso de los personajes: en el primer caso se trata de una desaparición brusca que abre una brecha en la familia, generando dudas sobre el padre muerto que se arrastrarán durante muchos años para marcar la vida de Inés y Edith. Aquí el dolor no es lo fundamental. Lo que realmente pesa es la incertidumbre, la pérdida de confianza, la sensación de abandono y de traición que ambas sienten.

En la segundo caso, nos encontramos con la madre de Andrea, a la que enfermedad va debilitando poco a poco y con la muerte súbita de la madre de Edith. Aquí sí, lo que se narra es la pena, la tristeza profunda, el sufrimiento ante la pérdida.

Pero ninguna tan dura, tan antinatural como la muerte del hijo. Difícil imaginar el desconsuelo ante semejante desgracia, imposible no entender el dolor de los padres y la necesidad de Edith de intentar recomponerse lejos del hogar.

Y finalmente la muerte de esta, que deja desvalido y sin rumbo al capitán (¡qué bien descrita su depresión, su apatía, su tirar para adelante sin fuerzas, su pérdida de ilusión!) que rememora como terapia la historia de su vida, su gran historia de amor.

Un amor que nace de forma natural, pero que no crece exento de problemas. Hay encuentros y desencuentros varios hasta que la relación se estabiliza y ambos descubren su lugar en el mundo en la isla.

A pesar de todo lo dicho, no es una novela deprimente, no deja un poso de tristeza, sino más bien de esperanza, la que aporta el final de la obra con la reunión de una nueva familia.

Otro tema que se trata, aunque de forma tangencial es la adolescencia, los cambios que se producen en las relaciones en esa época y cómo pueden definir a veces el futuro de los jóvenes.

El vocabulario marino y las referencias a la navegación, así como la influencia de la climatología, parecen una metáfora del viaje que supone la existencia de cada uno de nosotros. A mí me gustan mucho.

Por lo que tiene que ver con los personajes principales, conocemos mejor al narrador de la historia, Andrea, a través de cuyos ojos sabemos de los demás. Parece un buen tipo, ordenado, racional, enamorado hasta las trancas, perfecto compañero y un padre entregado.

Edith es más inestable, menos segura, sobre todo al principio, pero en su versión más madura se nos presenta como una mujer alegre, con sentido común, responsable, que ha sufrido mucho, pero ha hecho todo lo posible por salir adelante.

Amy es una persona complicada, no consigue asumir la muerte de su hermano, ni la de su abuela y se aleja de la familia a la busca de respuestas, pero en su huida rebelde, tampoco encuentra la luz.

Seguro que me dejo alguna cosa, por favor completad la entrada con vuestros comentarios si es así.

¡Gracias!

La semana que viene, más.

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