Personajes y temas de «El tesoro del Cisne negro»

Seguramente los temas que aparecen en esta novela darán para jugosos comentarios en nuestra próxima cita virtual.

Asuntos como la protección del patrimonio, la salvaguarda de lo cultural, de la historia frente al expolio con fines económicos, que además destruye todo lo que «no vale», da para interesantes reflexiones. 

Desgraciadamente, en el caso real en el que se basa la obra, los autores han quedado impunes, como reflejan estos días las noticias

Al menos la lucha judicial que se realizó en su día para recuperar el tesoro, parece haber servido para avanzar en la protección de los yacimientos arqueológicos subacuáticos.

Otra cuestión que se aborda en la novela es la política, desde diferentes puntos de vista: aparecen intereses geoestratégicos internacionales; la cara oculta del poder, con los servicios secretos moviéndose en la sombra; las tensiones entre ministerios; las presiones de unos y de otros, con la opinión pública detrás; los movimientos tras la celebración de elecciones; el Ministerio de Cultura como el patito feo, con menos presupuesto y poco valorado.

En alguna crítica leída se afea la toma de partido por parte de los autores a favor del Gobierno real que asumió reclamar el tesoro. Sí, es indudable que se narran los acontecimientos desde una posición cercana al Ministro de Cultura del momento, pero también comprensible cuando uno de los escritores del relato, formó parte del gabinete del titular de la cartera en aquel momento. Como funcionario.

Y esto nos lleva a otra línea sobre la que seguir comentando y, seguramente, debatiendo: esos funcionarios comprometidos, entregados, trabajadores y competentes que hacen posible desentrañar las mentiras y las trampas de los buscadores de tesoros, aportando pruebas y argumentos hasta conseguir la devolución de los restos del barco hundido ¿son reales? ¿Existen funcionarios así o el autor se ha dejado llevar por su apego a la profesión y el cariño con el que mira a sus compañeros? Hablaremos de ello…

Otro tema que analizar es la propia Historia, los acontecimientos ocurridos frente a las costas de Cádiz en el siglo XIX, el ataque de la armada inglesa a un convoy militar español en el que viajaban civiles, mujeres y niños sin declaración de guerra previa. En el cómic se habla de traición y eso fue realmente. La pérfida Albión se pasó por el forro las reglas militares básicas para obtener lo que sabían iba a ser una victoria segura, sin atender a razones humanitarias. Ya se sabe, daños colaterales.

El litigio entre España y los expoliadores sirvió también para reivindicar la memoria de esas víctimas.

Nos gusta mucho la comparación con Pearl Harbour, es muy acertada. La una cambió el rumbo de la II Guerra Mundial; la otra, el de la historia de Europa a partir de ese momento.

Por lo que se refiere a los protagonistas, tenemos en primer lugar a Alex: inexperto, pardillo, ingenuo y tierno, que va curtiéndose a lo largo de la historia y aprendiendo a manejarse tanto en los entresijos de la burocracia ministerial, como en los litigios internacionales o en las relaciones de pareja.

Elsa trabaja entre legajos, escondida en un sótano, rodeada de documentos y es concienzuda, tenaz, profesional, luchadora… En nuestra opinión el personaje más atractivo del cómic. Ella es quien conoce al abogado americano especialista en litigios de expolios submarinos, quien bombardea con correos a los políticos para ponerles sobre aviso, en definitiva: funciona como catalizador de todo lo que va pasando.

Jonas Gold, el abogado, es otro personaje que se hace querer. Defiende el patrimonio cultural como legado que hay que proteger y lo hace sin fisuras. No contempla en ningún momento la posibilidad de intentar llegar a un acuerdo con los expoliadores, son ladrones por muy norteamericanos (y compatriotas) que sean y le sorprende que las autoridades españolas se lo planteen.

Su mujer, Maggie, actúa como secundario de lujo y aporta luz cuando parecen cerrarse puertas y opciones.

El malo, Frank Stern, es el prototipo de villano. Aunque va de héroe, es un oportunista al que solo mueve el interés, sin respeto alguno por el patrimonio. Considera que está en su derecho de explorar cómo y dónde le parece el fondo marino en busca de restos de tesoros y utiliza todos sus contactos, medios y subterfugios para poner zancadillas a los españoles. Cuenta con potente tecnología y aparatos que arrasan los yacimientos, pero no considera que eso sea algo malo.

Entre los políticos, el Ministro aparece como un idealista que no ha perdido la fe, todavía cree. De hecho hay un momento en que es el único que cree que hay que luchar por recuperar los restos del barco español.

Su jefe de gabinete está más quemado, le toca lidiar con la prensa, con los demás ministerios y administraciones, con los funcionarios… pero acaba convencido e implicado hasta la médula. Tiene un puntito de mala leche y de sarcasmo que le hacen muy creíble,

Os animamos a que echéis un vistazo a este tuit subido por Guillermo Corral para conocer a los verdaderos actores de esta «película» 🙂

El jueves que viene, más.

Vuestros comentarios serán bienvenidos.