Personajes y temas de «El Tercer País»

«Nicho» fotografía de John W. Schulze en Flckr (CC BY 2.0)

No son temas agradables los que se abordan en esta novela.

Revisada una primera lista, seguramente no resulten nada apetecibles. Sin embargo, todos sabemos que aunque no nos gusten, existen y están presentes de una u otra manera en nuestras vidas.

La muerte es uno de ellos, quizá el más presente del principio al final y se aborda desde diferentes perspectivas: a partir del dolor, del duelo, de la pérdida y la necesidad de encontrar un lugar donde guardarlos, pero también desde el respeto al propio cuerpo sin vida, que en la preparación de los cadáveres muestran las protagonistas.

La enfermedad, en forma de epidemia, (qué casualidad), esa peste, que afecta más a los ancianos (de nuevo coincidencias), tiene un origen desconocido y ataca a la memoria.

Ella es la causa del éxodo, de la huida de miles de personas hacia el oeste, la que introduce a los emigrantes en escena. Hombres y mujeres que van dejando retazos de sí mismos en el camino, en muchos casos su vida o la de los suyos. Gente que busca un futuro mejor… ¿Nos suena?

Y todo ello en un entorno de pobreza absoluta, de hambre, de necesidad y miseria. La imagen de las mujeres vendiendo su pelo a cambio de unas cuantas monedas, es tremenda y recuerda a la Fantine de Los miserables, también en el paso siguiente a la prostitución.

En ese mundo hostil, la violencia campa a sus anchas. Siempre sobre los más débiles: huérfanos, indígenas, niños, mujeres. Y la ejercen especialmente los que ostentan el poder: caciques, paramilitares (los irregulares) o pasadores, mercaderes de personas, que engañan a los emigrantes para pasar la frontera. Aunque… está por todas partes, incluso en la crueldad de los niños con las lagartijas.

La corrupción endémica y eterna de quienes mandan imponiendo su fuerza, es otro asunto que se describe nítidamente y engloba a todos, no solo al cacique, los irregulares y los pasadores, vendedores de personas, sino también al cura o a los alcaldes, cómplices de aquellos.

Pero en el interior de tan oscuro panorama, hay dignidad, consuelo y generosidad, hay respeto ante el dolor ajeno: todo lo que ofrece Visitación a cambio de nada. Ella es el Tercer País, el refugio que quienes no encuentran paz en vida, pueden hallar en la muerte.

Es un personaje lleno de vida, estando rodeada de muertos. Alegre, dicharachera, disfrutona… parece la antítesis del lugar en el que vive. Le mueve una compasión sincera y ayuda en lo que puede, incluso dando apoyo espiritual.

Como contrapartida encontramos una soledad demoledora en la maternidad frustrada de Angustias, que de alguna manera intenta paliar ejerciendo de madre de Consuelo. Arrastra su pena y enarbola su decencia y su sufrimiento ante los demás. Ya solo le quedan las tumbas de sus hijos, de las que no puede alejarse.

La amistad que nace entre ambas, unidas frente al mundo, es extraña, pero hermosa.

Consuelo por su parte, pasa de niña ingenua a mujer sin esperanza a medida que avanza la obra y encarna como nadie la imposible existencia de futuro. Huérfana, forzada y embarazada, acaba perdiendo del todo la ilusión.

Los personajes masculinos de la novela, orbitan en torno a las protagonistas, cada uno en su papel:

Alcides Abundio encarna al cacique de libro: inhumano, cruel, brutal, explotador…

Críspulo crece viendo morir y matando, la violencia es lo único que conoce. Es lo que ha recibido y lo que sabe dar. A pesar de su crueldad, da más pena que otra cosa.

Víctor Hugo personifica la traición. Simple, básico y falso, no duda en delatar a Visitación por dinero.

Salveiro está enfermo y parece que la peste le ha trastornado del todo ya en Mezquite. Está muy bien conseguida su omnipresencia en todo momento, aunque en realidad solo se materializa al principio y al final.

Jairo es como el juglar, un personaje al que no acabo de pillarle el punto…

Aurelio Ortiz tiene más matices, porque aún formando parte del mismo sistema podrido, al menos quiere redimirse. Obedece a Abundio porque no le queda otra, pero admira a Visitación y respeta a Angustias.

Hay algunos otros personajes secundarios interesantes, como la mujer de Abundio, Mercedes, obligada a casarse con él, que le odia; o la del alcalde: Salvación, segura y decidida a la que no le gusta nada que su marido esté a las órdenes del cacique.

Y por último algunos otros, intercalados como protagonistas de historias propias e independientes que recuerdan a las que trufan El Quijote: Lidia y el francés, Estigia y su fábrica…

La semana que viene hablaremos de todo esto y de lo que vaya surgiendo en nuestra cita virtual. ¡Hasta entonces!

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4 respuestas a Personajes y temas de «El Tercer País»

  1. M. José dijo:

    Buen repaso Marta. Creo que no se te ha escapado nadie.
    Reconozco que cuesta entrar en el libro, pero una vez dentro no puedes salir hasta llegar a la página final.
    Hasta pronto,

    • Novelerías dijo:

      Gracias, Mª José. Es una novela que engancha, sí, a pesar de que nos lleva a un territorio deshumanizado y hostil. Creo que los capítulos cortos hacen que se pueda sobrellevar mejor la dureza del relato ¿No te parece?. ¡Nos vemos la semana que viene!

  2. Manu dijo:

    Exclente resumen de personajes con una completa descripción de todos ellos, Marta.
    Por su novedad, yo destacaría la conversión de Shakespeare a lo largo de la novela en terrateniente en su pueblo natal para alimentar su ego y tambien evitar su sentimiento de culpabilidad ayudando a la familia. Narrado todo ello de forma magistral.
    Tambien el viaje a Londres de Agnes (verdadera protagonista) ya al final de la novela para ver a su marido y en su lugar ver la representación de la obra de teatro escrita por este, donde se funde el drama de la realidad y la ficción y que la lleva a entenderlo y a perdonarlo a su manera, engrandeciendo al personaje.

    • Novelerías dijo:

      Uy Manu, creo que has comentado en el libro anterior :).
      Su cambio de posición en el pueblo sirve para tapar bocas y hacer alarde de su éxito, sí. Quizás también para amortiguar su sentimiento de culpa. Esto no lo había pensado, la verdad.
      También a mí me parece un cierre perfecto ese final en el que se fusionan realidad y ficción.
      ¡Gracias!

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