Personajes y temas de «Cervantes para cabras, Marx para ovejas»

Fotografía «La España vaciada» de Gabriel Fdez. en Flickr (CC BY 2.0 DEED)

Quizás esta novela trate sobre todo del poder de la lectura como instrumento de desarrollo, de los libros como herramienta civilizadora y de salvación, de la cultura como motor para avanzar.

Por mucho que, por supuesto, esta sea también una historia de amor y amistad, así como una fotografía en blanco y negro de aquella España rural, dura, pobre y analfabeta en la que comer era un lujo, pero donde se disfrutaban las pocas alegrías que la vida presentaba.

Porque todo se ve tamizado a través del humor y las situaciones más dramáticas pierden el tono trágico para hacernos esbozar una sonrisa mientras asistimos al baile del pueblo, a las idas y venidas del cartero (haciendo escala en La Venta del Buitre) o a la recepción de la comisión de investigación llegada de la capital para determinar la veracidad de la influencia de la lectura en el ganado, al más puro estilo Bienvenido Mister Marshall. 

¿Quizá toda la obra tenga un puntito berlanguiano?

También hay reflexión política, sobre todo en las discusiones que al final mantienen Lázaro y Mateo, el primero escéptico ante la utopía socialista que el segundo pone en pie y este, defensor a ultranza de la Ínsula Esperanza como lugar en el mundo para los agricultores del pueblo, convencido de haber puesto en marcha la estructura social ideal de los trabajadores.

Discuten desde el respeto, sin violencia ni acritud, reconociendo cada uno los argumentos del otro. Una gozada leer sus controversias pacíficas, pensando en los años oscuros que vendrán a continuación.

Y es que son dos personajes a los que es fácil engancharse.

Mateo, deprimido, curioso, enamorado o revolucionario idealista es un hombre tierno y capaz, a quien los libros abren los ojos para mostrarle infinitas posibilidades de futuro.

Lázaro, maestro de vocación, entregado a su profesión, a sus alumnos y a la ardua labor de acabar con la ignorancia en el mundo rural, recuerda un poco al Machado profesor, intelectual brillante, pero humilde que renunció a los focos y llevó una vida de provincias. Frente a Mateo, es la voz de la experiencia, el pensamiento sosegado y sereno, el consejero perfecto.

Conchita (el personaje femenino más desarrollado) ve en Mateo, incluso cuando se encuentra encamado, algo distinto a lo que conoce, un hombre diferente a los demás, con quien se divierte y disfruta, lo cual no impide que personifique el sentido común (en general, como todas las mujeres de la novela). Me encanta la respuesta al cuestionario que devuelve a Mateo al acabar la relación epistolar:

«Construir una casa ⊠ (Tiene que ser muy calentita y con todas sus ventanas).
Tener dos o tres hijos ⊠ (Suficiente con dos, ya tengo bastantes hermanos pequeños).
Criar un gato gordo y muy manso ⃞ (Ya sabes que no me gustan los gatos en casa).
Viajar a París ⃞ (¿Y el huerto y las cabras, zoquete? ¿Quién se ocupa de ellos?).
Cultivar un jardín de verduras ⊠ (Para eso, lo mejor será que tú te mudes a La Nava de los Ángeles).
Hacer vacaciones en el mar ⊠ (Si es por pocos días, bueno).
Etcétera.
Nota: marcar y devolver al remitente. (Hecho)».

De entre los papeles secundarios destacaría a Don José Escobar, «terrateniente y propietario de la Dehesa Baja», que es capaz de renegar de sus ideas cuando descubre en Mateo un hombre cabal, razonable y honesto (aunque también el vino ayude ;))

Aparecen algunos estereotipos marcados, como el cura libertino, las prostitutas cariñosas, el novio rico y bruto…

Por último, no podemos dejar de comentar la aparición estelar de personas reales en la obra, bien vinculadas a la literatura, como Juan Ramón y Zenobia Camprubí (a los que describe tal como debieron ser: él un pusilánime; ella una mujer que vivió por y para su marido) o Miguel Hernández, cuyo retrato cercano es perfectamente reconocible; bien a otros ámbitos, como el toreo, que presenta a Manolete como un tipo simpático de mente abierta.

El jueves tenemos nuestra cita virtual de marzo (con pelín de retraso), de la cual dejaremos también resumen aquí.

¡Hasta entonces!

 

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