«Los ingratos» de Pedro Simón

«Los ingratos» de Pedro Simón

Este es uno de esos títulos que se recomiendan boca a boca, uno de esos que, generalmente, molan. Más allá de los premios. 

Confieso que es un libro que no solo me ha recordado cosas: me ha llevado en volandas a otro momento de la vida. Y estoy segura de que les habrá pasado a muchas personas de mi generación, que es la misma de la del autor.

Literalmente ha sido una bofetada de nostalgia.

El autor

Periodista social de prestigio (también en este ámbito atesora varios premios), ha escrito otra novela y un par de antologías de sus reportajes.

Admirador de la literatura de mediados del siglo pasado: Laforet, Martín Gaite, Delibes, Ferlosio, Aldecoa… Grandes plumas cuya influencia se puede rastrear en su narrativa, fresca y directa, nada recargada y repleta de sentido del humor en ocasiones; de ternura y lirismo en los momentos que lo requieren.

Aficionado al rugby, al boxeo y a la ciencia ficción, no le hace ascos a un buen Ribera del Duero y se declara atlético y de Carabanchel 🙂

Desconocido para mí hasta ahora, esta experiencia lectora me ha llevado a interesarme por su labor periodística y tengo pendiente acercarme a sus reportajes en El Mundo.

La obra

En mi opinión Los ingratos es un homenaje a las mujeres españolas que en tiempos difíciles hicieron posible el futuro de los suyos, sin esperar ni recibir nada a cambio. Analfabetas, pero listas; generosas, valientes y fuertes, dejaron huella, aunque no disfrutaron del agradecimiento merecido.

Me he sentido muy identificada con muchas cosas de esta novela, así que, voy a ser (me temo) algo más subjetiva de lo que acostumbro en esta entrada.

El primer coche de mis padres fue un 850 (no me acuerdo de él, era muy pequeña), pero el de los viajes en agosto «a Santander» era un SIMCA 1200 de color blanco, en el que nadie llevaba puesto el cinturón y se cantaban canciones de Nino Bravo o Cecilia entre «cuándo llegamos» y «cuándo llegamos».

Los hijos ya nacimos en Madrid donde nuestros progenitores se habían conocido después de emigrar desde sus respectivos pueblos (¡curiosamente fueron a vivir muy cerca de la Chrysler de la que se habla en la novela!).

Fuimos una generación que ya conoció el asfalto, el ruido y el «progreso», pero con el pueblo aún como referencia.

Me reconozco entre cromos, recortables y madelmanes, jugando a las canicas y al gua. En la vida en la calle, en los atracos a los quioscos en busca de chicles Cheiw Junior (de fresa ácida, a los que no duraba nada el sabor, pero que durante un instante efímero sabían a gloria), Kojaks, regalices, palotes, pipas o Dráculas (qué ricos, por Diosssss). en la lectura de El Jabato, en los domingos por El Rastro y en las barcas de El Retiro; en las citas familiares frente a la tele viendo «Un, dos, tres» o «El hombre y la tierra»…

También en la expectación con que se vivieron las primeras elecciones, aquellos pasos inseguros del comienzo de la democracia.

Incluso he identificado palabras que utilizaba mi abuela en las expresiones de Eme.

Leer «Los ingratos» ha sido raro, una aventura contradictoria: de disfrute total en el viaje a la infancia,  pero también de tristeza y vacío como sensación final. No era la intención del autor dejarnos con un buen sabor de boca. Y en mi caso, desde luego, lo ha conseguido.

Aquí tenéis como siempre la documentación consultada, por si os apetece leer, (DESPUÉS DE LA NOVELA, claro) de la que destaco una reseña y un par de entrevistas:

Estoy deseando leeros y conocer vuestra opinión.

¿Os animáis?

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2 respuestas a «Los ingratos» de Pedro Simón

  1. Conchi Allica dijo:

    Buenas, yo propongo un nuevo título: Tránsito, el autor ha conseguido con su ritmo literario pautar la transición de tantas cosas, de niños a adolescentes, del campo a la ciudad, del verano al curso escolar, de la España de blanco y negro a la España en color, de la Dictadura a la Democracia, etc….. No me gusta el titulo de ingratos, todos hemos dejado de querer por no sufrir, por crecer, por avanzar, con gratitud, con el recuerdo , pero no se puede estar uno despidiendo eternamente, ese dolor de la nostalgia también puede matar, lentamente, Currete dio todo su amor hasta cuando pudo y luego le toco transitar para poder crecer, para poder seguir.

    • Novelerías dijo:

      Pues sí, esto que dices también es verdad. Es cierto que en el crecer también va implícito dejar personas por el camino, pero es que Eme da tanto, tanto… Sus escritos en el cuaderno son tan tiernos, tan generosos… que el completo y absoluto alejamiento de David, (sin duda comprensible, razonable, lógico) me dejan con una pena terrible, una sensación de injusticia que no puedo evitar.
      En algunas de las críticas que he leído, Pedro Simón dice que ha querido recordar a una generación de mujeres que hizo todo posible sin pedir nada a cambio. Y él piensa que a esta generación, no le hemos dado las gracias de manera claro quienes vinimos después. Supongo que por eso el título.

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