Contexto y tramas de «Intemperie»

*Aviso: es preferible no leer la entrada si no se ha leído la novela

No se aportan datos concretos sobre lugares o fechas, al igual que no se pone nombre a los personajes: para qué desviar nuestra atención hacia lo que no es importante, parece querer decir el autor.

Ese desierto inmisericorde que atraviesan los personajes, esa sequía eterna en la que avanzan bajo un sol de justicia, deshabitada, yerma… podría encontrarse en cualquier lugar de la tierra. Como la desesperanza, el dolor y la tristeza que arrastra el chico en su huida ¿no? Escenarios humanos, todos universales.

Eso aunque Jesús Carrasco se haya inspirado en los paisajes de su infancia en tierras toledanas, meseta castellana de llanuras interminables y secarrales sin límites, que se reconoce  perfectamente en algunos de las descripciones magistrales que nos ofrece, a veces a través de los sentidos: «Un extraño olor se sumó al coro de aromas que emanaban de los animales y del secarral anochecido. Trazas de regaliz, orégano y jara. Tierra seca. Recuerdos de la higuera cautiva».

Plantas, matorrales y olores muy cercanos e identificables como «nuestros».

La naturaleza una vez más, personaje fundamental que ayuda a intensificar la historia, a potenciar la soledad y el sufrimiento.

Fotografía «Del secarral» de manuel m. v. en Flickr (CC BY-NC-ND 2.0)

Lo mismo podríamos decir del tiempo en el que se desarrolla la historia. Se trata de una época de latifundios y terratenientes que abusan de los más pobres. De violencia y escasez, de miseria y hambre que recuerda a una España de posguerra (o de principios del siglo XX), a una etapa anterior de nuestra historia, pero que bien podría tratarse de algún otro lugar de la tierra a día de hoy.

La trama principal de Intemperie es la fuga del chico, de la que vamos conociendo detalles a medida que la historia se va desplegando ante nosotros. Muy poco a poco.

El niño parece escapar de un padre violento, pero después descubrimos que no solo es violento, sino que además mira hacia otro lado con respecto a la brutalidad que otros ejercen sobre su hijo. Y conocemos que su padre no es lo peor que le ha pasado y sabemos quién provoca que su fuga se convierta en huida, que prefiera el sol, la sed y la llanura seca que nunca se acaba, a lo que deja atrás.

La aparición de la figura del cabrero, introduce una segunda trama, la de la propia relación entre ellos. Ahora se trata de una escapada en compañía, en la que la sabiduría del viejo ofrece enseñanza y amparo al niño. Comienza entonces un viaje diferente, un camino de aprendizaje.

Otro de los momentos que marcan la acción de la novela tiene lugar cuando el alguacil y sus secuaces encuentran a los protagonistas en los restos del castillo. La paliza que recibe el cabrero viene a determinar todo lo que ocurre a continuación y abre dos nuevas tramas secundarias en la historia:

  • el encuentro con el tullido (grotesco, esperpéntico), que plantea el primer dilema moral al que se ha de enfrentar el niño.
  • y el desafío final en la posada.

Por último, el círculo se cierra con la llegada a la ansiada arboleda y la desaparición del pastor que ponen punto y final al viaje iniciático del muchacho. Ahora continúa en soledad hacia el norte.

La lluvia con la que «Dios aflojaba por un rato las tuercas de su tormento» y acaba la obra, parece limpiar el pasado y prometer algo de luz a lo que está por venir…

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