Analizando temas y personajes de «Una casa llena de gente»

«Amiga» fotografía de Wim Goedhart en Flickr (CC BY 2.0)

Aunque otros temas se entrelazan en la historia, a mí esta novela me parece que habla de la maternidad y la amistad, sobre todo.

Desde enfoques diferentes y perspectivas distintas, claro, lo que nos permite acercarnos a ambos desde ángulos diversos, en ocasiones opuestos y, por otra parte, revisar nuestras propias vivencias, volver sobre nuestros recuerdos sobre ellos.

Es lo que tiene la literatura, que inevitablemente nos lleva hacia adentro, a reflexionar sobre nosotros, más allá de la ficción. Y algunos personajes nos recuerdan a personas reales conocidas, algunos sentimientos nos remiten a los propios y encontramos pasajes descritos que casi nos parecen idénticos a momentos vividos…

Así, me he sentido en ocasiones muy cerca de las emociones de madre primeriza de Leila, de sus desbordantes oleadas de ternura, pero también de su cargo de conciencia por no saber hacerlo mejor.

Igualmente me he puesto en el papel de hija y me ha convencido su idea de que todas las madres lo hacemos lo mejor que podemos, con mayor o menor acierto, pero siempre intentando ayudar. No hay manual de instrucciones ¿verdad?

También se aborda la maternidad desde una perspectiva social, poniendo sobre la mesa la presión que se ejerce sobre aquellas mujeres que deciden no tener hijos porque no quieren tenerlos, o que solo tienen uno por lo que quiera que sea. Está ahí, todavía presente y sobre todo estuvo, ha estado hasta hace muy poco formando parte de nuestro día a día ¿no os parece?

No sé si pensáis que las amistades que forjamos de niños, son las más puras, las menos interesadas, ajenas al mundo de los adultos y sus miserias. Charo y Vicky se unen por encima de las diferencias y los problemas de sus respectivas familias, se entienden, se apoyan, se dan sin cuestionarse. No se alinean en el bando de nadie, intentan capear el temporal formando un tándem que las hace más fuertes, un vínculo estrecho que mantienen intacto como adultas.

Nunca he vuelto a tener amigos como los que tuve cuando tenía doce años; Dios mío, ¿los tiene alguien?” (Stand by me, Rob Reiner (1986) 🙂

La amistad de Gloria y Leila es mucho más complicada. No pueden ser más distintas y sin embargo, se encuentran (y desencuentran). ¿La una ve en la otra lo que le gustaría tener/ser? En algún momento parecen competir, aunque durante buena parte de la novela son inseparables…

O la de Leila y Silvina que parece nacer de la necesidad de reconocimiento de una y de cariño de la otra…

Los libros, la literatura, la escritura tienen también mucha presencia en la novela, constituyen el mundo paralelo de Leila, al que se entrega en cuerpo y alma, su refugio y pasión, pero a la vez también el origen de su profunda frustración. De nuevo esa fascinación por la literatura, su necesidad de leer, de contar, me llevan a entenderla, a sentirla cercana.

«No conocí a otras personas que, para buscar dónde vivir, examinaran más la casa desde el punto de vista de las comodidades de los libros que de los lectores» ¡Qué buena frase!

Las relaciones sociales y familiares, el amor, las apariencias, el suicidio, son algunos de los otros temas que aparecen en la obra, que, seguro, comentaremos en nuestra próxima cita virtual, pero vayamos ahora a repasar personajes.

A Charo la conocemos en dos fases de su vida, ya adulta repasando los documentos de su madre a través de sus recuerdos y con su propia voz; y de niña, a partir de la voz/carta de su madre. Parece una mujer equilibrada, con una infancia feliz. Va despejando ante nuestros ojos, algunas incógnitas de su vida que habían permanecido ocultas. Curiosa, inteligente, segura, con talento, completa la perspectiva materna y la propia con el testimonio de otros implicados, para ofrecernos su «casa llena de gente» en versión teatral.

Leila, que comparte protagonismo con su hija, es una mujer llena de contradicciones. Aunque no escapa a la influencia de su madre hiperexigente y metomentodo, toma sus propias decisiones y forma una familia peculiar. Es una madre competente y cariñosa, aunque tiene momentos de ausencia en que directamente desaparece. Arrastra la amargura de su fracaso como escritora y el deseo de tener más hijos, problemas que la acaban llevando a una profunda depresión que la aleja de su familia y abre la puerta a nuevas amistades.

Gloria, es una de esas personas de personalidad arrolladora, imponentes hasta en el físico, que solo ven defectos en los demás y amargan a todo el que tienen al lado. Egoísta y excesiva, es el contrapunto de Leila. Como madre de Vicky ejerce lo justo, produciendo con sus discusiones familiares, tremenda angustia en la pequeña.

Vicky por su parte, sobrevive como puede, gracias a la amistad de Charo y a las ausencias de su madre. Vive con el miedo constante a que sus padres se separen.

Silvina es, en mi opinión, el personaje más desdibujado, aunque quizá lo sea a propósito. Está envuelta en un halo de misterio que apenas la define. Delgadísima, ausente, triste. ¿Qué hay detrás de ese matrimonio infeliz? ¿Por qué sigue con su marido? Necesita atención, cariño y lo busca desesperadamente en cualquiera que se le acerca…

Especialmente bien dibujado está el personaje de la madre de Leila: Emily Douglas, Granny, una inglesa estirada y fría que se pasa media vida incordiando a su hija, lanzándole pullas y críticas por las decisiones que toma. Es fácil imaginársela, con su mohín de superioridad, té en mano, soltando juicios a diestro y siniestro de cómo se deben hacer las cosas 🙂

Y sí, es una novela en femenino, los personaje masculinos tienen escaso papel y apenas voz, aunque los que aparecen tampoco salen malparados en general: Fernando, el padre de Leila, es un buen marido y un buen padre, más allá de que se desentiende de algunas cosas del día a día del hogar. Tampoco Martín parece un mal hombre, aguantar a Gloria casi le añade atributos heroicos.

Y no quiero dejar de mencionar a la propia casa como personaje que evoluciona a lo largo del tiempo desde los cimientos hasta la reconstrucción, como la misma vida de sus habitantes.

Deseando compartir con vosotros y con la misma Mariana Sández (gracias otra vez) esta lectura la próxima semana, seguro que surgen otras muchas cosas sobre las que charlar animadamente.

¡Hasta el miércoles!

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