Cita virtual en torno a «Una casa llena de gente»

Cita virtual noviembre 1

Jo, sería una gozada poder contar siempre con los autores el día que comentamos las obras ¿verdad? Se ve el libro desde otra perspectiva, el conocimiento de lo que hay detrás, no solo enriquece nuestra propia experiencia, sino que multiplica el disfrute por cien.

Mariana Sández, habla tan bien y bonito como escribe y nos hubiéramos quedado charlando con ella tres horas más :). Estamos ante una escritora a la que seguir de cerca, con mucho talento, pero también con mucho bagaje técnico, que maneja los ritmos, el humor, las voces narrativas como una auténtica experta.

Lástima que el cambio de día, haya restado miembros del club a la cita 🙁

Conchi comienza agradeciendo a Mariana la novela, agradable y motivadora con la que se ha reincorporado al club, después de un par de meses de ausencia por trabajo. Le gusta sobre todo el valor que le da a la cotidianeidad y pregunta de dónde surge la idea de la novela, de integrar esa vida cotidiana de una familia con los dramas que hay detrás.

Mariana agradece nuestra invitación y responde que nace por un lado de su interés por hablar de una amistad de mujeres unida por el cariño, pero también atravesada por la competitividad. A veces, las mujeres pasamos por ciclos de apasionamiento en la amistad, de hacerlo todo juntas, de compartir, y de repente esto se rompe.  Y por otro lado, ella tenía una pareja que discutía mucho y se le ocurrió pensar qué pasaba cuando un niño escuchaba todo esto. Se le cruzaron las dos ideas y en eso se basó para construir ese clima de cotidianidad, de pequeñas cosas que unen y desunen a la vez.

A Laura le ha gustado mucho, le resulta bonito ver la percepción de la niña frente al punto de vista de los adultols. Nadie conoce de verdad a nadie porque nadie está en el pellejo de nadie. No sabemos todas las circunstancias que rodean a las personas o como te va influyendo la gente que tienes alrededor. Le parece que está muy bien escrita.

Pregunta a Mariana cómo se imagina la casa.

Mariana cree que la ciudad está llena de esas construcciones. El castillito es una fusión de dos edificios (a ella la construcción le pilló después de una mudanza) de uno antiguo y uno nuevo. Sería una casa que parece por fuera pequeña, hacia el exterior, pero por dentro es más grande. La construcción es mala y se oye todo. Ver cómo vamos deduciendo cosas de los demás, creemos que conocemos a la gente, aunque no es así: ni a los vecinos ni a los más cercanos ni a nosotros mismos. Le interesa cómo vamos recogiendo información, unos pocos elementos de los demás y construimos una imagen del otro, pensando que eso nos hace conocer la vida de otros. Hay muchas cosas que se dan por supuestas en la comunicación y nunca llega el lenguaje a cubrir la capacidad de la mente, nos comunicamos y nos relacionamos limitadamente. Eso está en el trasfondo de la novela.

Fabiola conoce Buenos Aires y las expresiones le resultaron conocidas. Le gustó comparar con el español y reconoce las palabrotas que Gloria trae del viaje a España. Sacó lo más obvio, el lugar común de los gallegos, dice Mariana.

Le gustaron las relaciones femeninas: madre-hija, abuela fuerte, la hermana, la mejor amiga. Destaca esos lazos femeninos, la mirada de la niña, la visión de la madre a través de la carta, que le sorprendió.

Le queda la duda de qué muere la madre. No se dice, comenta Mariana se supone que es un cáncer en la cabeza, pero no lo quiso poner porque a veces la literatura le resulta un poco predictiva y le dio medio que le pasara a ella de verdad. También estuvo tentada de poner que era un cáncer de ojos de tanto  leer, pero lo quitó. 

A Fabiola el espacio le recordó a comunidades con dominios cerrados, donde abajo se celebraban comidas colectivas y se escuchaba lo que decían los vecinos. 

Mariana recuerda que leyó una columna de una escritora de El País, sobre un tipo de comunidad parecida en la que pasan las mismas cosas en Madrid.

Comenta que en Brasil la entendían muy bien. Aquí también se entiende el argentino. La editora le señaló cosas que le parecían erratas: «dar vuelta a la página», «dar vuelta la página» (en argentino) «merda, merda, merda» (se dice de forma eufemística en Argentina) aposta/posta (=fijo, justo en argentino). Al final, aparecen esas diferencias, pero se entiende muy bien por contexto. 

Mariajo dice que le ha gustado mucho y el acento argentino le parece maravilloso, le da un toque especial y particular, es bonito. Le intriga la estructura teatral de la obra. Cree que Mariana escribe teatro. (De hecho lo está haciendo). Se veían en escena los personajes faltaban solo las acotaciones de puesta en escena. Tiene mucha fuerza y ella cree que se puede llevar al teatro directamente. También le gusta el tono anglosajón, la abuela es como la reina Victoria, está muy bien. Echa a faltar a la madre de Julián y Rocío, no se la menciona nada, es como si no existiera. 

Mariana no quiso agregar otro personaje, ya había muchos hilos, no quiso complicarlo. La nombraban sus hijos, pero simplificó la trama que ya era bastante laberíntica. 

A Mariajo Leila le resulta un poco pesada, no pedante, pero hay algún momento con el adoctrinamiento de Martín que no le gusta. 

Mariana dice que les parecía mala madre en algún otro grupo. La sensación es que su intensidad proviene más de su insatisfacción, al sentirse incompleta, con lo que le falta lo que le aportaría la literatura si pudiera desarrollarse ahí plenamente. Se vuelca en algo que no cuadra, para no hacer lo que realmente le gusta, busca caminos alternativos, busca desviaciones. Martín es una desviación. Pone en él, una líbido mezcla de literaria y afectiva- sexual, que en realidad es de otro plano, se le confunden las cosas.

Para Mariajo esa relación con Martín es un error. No le parece que sea así la relación con Silvina, que es fría, helada, aparece y desaparece y es una mujer destruida, pero no un error. Yo sin embargo creo que la relación con Silvina es mucho más incomprensible. 

Mariana entiende más la relación con Martín, pero Silvina es como un detonante de una crisis que está ahí dando vueltas. Parece que todos están pendientes de Gloria y debajo de la puerta crecían hongos. A veces estamos tan ocupados mirando otras cosas y hay algo que está ocurriendo al lado y no podemos ver. Todos somos personas que intentando hacer las cosas bien, las hacemos mal. Le cuesta llamar error a las acciones porque somos falibles. Le apetecía mostrar la debilidad de todos los personajes. Aunque muy bien intelectualmente, Leila tiene su afectividad muy complicada. Se generan enredos entre las personas debidos a su propia nebulosa interior.

Conchi, rompe una lanza a favor de Leila: agradece que se hable de los mundos personales de gente de alta sensibilidad que no se adapta a lo que se espera de ellos: el rol familiar, las expectativas de la madre. Conchi habla de las peculiaridades, las ausencias de Leila, que ella se esfuerza en atenuar y destaca lo especial que es. Le gusta que no juzgue a los personajes, son como las personas: incompletas.

Dice Conchi que le gusta cómo la mantiene en vilo ir descubriendo a través de los ojos de la niña lo que va pasando y el formato teatral casi cinematográfico de la obra, que le da agilidad al texto.

Mariana nos cuenta que hizo una entrevista a Rosa Montero por su último libro, en el que habla del desequilibrio que va ligado a la creatividad, habla de una persona de alta sensibilidad Paz, que ella cree que explica a Leila. A veces estas personas están distraídas, en otro mundo, dispersas en su imaginación y no conectan bien el cableado con el mundo real y concreto. Ella no es que no quiera a la gente, una casa llena de literatura se aguanta; una casa llena de gente, no tanto. Tiene una acidez en el humor muy británica, influencia de la madre.

La relación con los libros nos encanta y choca mucho que le influya tanto Gloria, que es su antítesis. A Laura Le gusta cuando ella empieza a hablar y contar las anécdotas de las cartas astrales. Le gusta la perspectiva desde Gloria y su punto de vista. 

Mariana piensa que una tiene lo que le falta a la otra, se retroalimentan se compensan, encajan justo porque una está buscando en la otra lo que no tiene: Leila es equilibrio, fineza, serenidad. Gloria necesita eso. Y el riesgo, la aventura y explosión de Gloria le viene bien a Leila. Esta tiene una autoestima destrozada, desconfía de sí misma y confía en los otros. Se plantea que puede estar haciendo mal las cosas. Cuando Gloria se queda embaraza piensa que ella tiene que darle un hermano a su hija. Y empieza la rivalidad, que es lo que a Mariana le interesa mostrar. Nos dejamos llevar por lo que está viviendo el de al lado. Ella lo que quiere es escribir no tener hijos, le dice Fernando. Este la conecta a la realidad.

Las tres líneas estructurales son difíciles (en mi opinión). Ella tenía la historia en la cabeza y no sabía cuál era la voz. No encontraba cómo contarla. Muy avanzada la novela, recordó un trabajo que tuvo, en una empresa que ponía fotos y a continuación la historia personal de los familiares. Tenía que entrevistarse con la gente y en función de lo que le contaban ella iba construyendo una biografía. Pensó en utilizar ese mismo recurso. Una voz en off que canaliza las otras voces, un narrador oculto. Ahí encontró la forma. Charo es una directora de orquesta que hace entrar y salir los personajes. Y pensó que funcionaría. Al principio no quería poner los nombres, pero dificultaba la comprensión.

Nos habla de un libro de Julian Barnes con esta estructura a varias voces Hablando del asunto. Ella lo oyó en audiolibro en inglés, en forma de novela escrita queda un poco plana. Se van turnando las tres voces y escucharlo aporta más. 

A Mariajo le parece muy talentoso esto de los nombres y la estructura teatral. En ningún momento te pierdes ni te aburres. Agradece los momentos de humor: las cartas astrales, la guerra botazo-percha, la visión desde el taxi de intenrtar retrasar el parto…

Mariana piensa que el humor es lo más difícil porque está cerca de la tontería. En ese sentido cree que lo que permite el humor es lo teatral, el gag físico se sostiene mejor, el sainete es la referencia. El cocoliche español-argentino-italiano. El sainete está lleno de humor absurdo. 

Comentamos como moderadoras de clubes la dificultad de encontrar comedias de calidad, que a ella también le solicitan los participantes de sus clubes. Le recomendamos a Mariana nuestra comedia favorita, sí: El crimen del vendedor de tricotosas y en eso estamos cuando se incorpora Valen, para saludar y agradecer a la autora su trabajo.  Lo ha disfrutado aunque no lo ha terminado, es una narración ligera llevadera, entrañable que habla de recuerdos. La carta de la madre que ha fallecido le ha llegado especialemente por motivos personales. Está deseando tener ratitos para acabarlo. 

Laura dice que se perdió un poco. al principio porque en las cartas a veces Leila habla en tercera persona y eso le costó un poco. Se complementan muy bien las tres visiones, el conocimiento de las situaciones, es un logro, está muy bien integradas. Al principio la narración es un poco más comedida y luego las entrevistas son cada vez más cortas, lo hace más natural.

Mariana dice que todos registramos diferentes particularidades del otro. Y eso hace que ese caleidoscopio funcione, se van alternando los puntos de vista, todos diferentes, en algunas cosas coinciden, en otras no. Eso le interesa como tema. 

Conchi pregunta por el universo masculino (como no está Manu…:)). Ningún hombre parece importante, pero todos ayudan. Esa es la idea que ella tiene de los hombres: ninguno es importante pero ayuda jajaja. Le gusta la psicología femenina, le resulta más atractiva, igual porque no conoce tanto la masculina. Es más divertido, más variado el mundo de la mujer también por eso somos más cambiantes, menos equilibradas. Los hombres están más centrados, más quietos, más posicionados, por eso son apoyo y acompañan. Hay distintos tipos de paternidades: diferentes en el abuelo, Fernando o Martín.

Promete escribir una novela solo de personajes masculinos, la despedimos y comentamos ya las cuatro que quedamos que se nos ha ido Fabiola de repente y que la hemos echado de menos en sus certeros comentarios sobre relaciones y análisis psicológicos (me mandó un mensaje después explicándome que había habido un apagón en su calle y no pudo volver a conectarse)

Seguimos comentando matices de Leila, sus contradicciones, sus obsesiones, su amor por la literatura, su interés en borrar su historia con Martín.

Hablamos también de la dificultad de seguir una línea temporal, porque va y viene… Va dando pistas de lo que va a contar después.

Destacamos la forma en que usa el lenguaje: el «esponsorizado» de la familia de Gloria; los anglicismos de la abuela, intercalados en el castellano; la peculiar traducción que une a Fernando y a Leila.

Nos gusta mucho la abuela, es un personaje muy bien construido y la relación madre e hija.

Hablamos del final y del sabor de reconciliación que deja el libro, de lo bonito que se lee el argentino. 

Comentamos la próxima lectura, le echamos unas flores a los de la editorial Impedimenta, proponemos posibles libros futuros y nos despedimos  al cabo de hora y media.

La semana que viene más ¡hasta entonces!

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