Resumen de la reunión virtual para hablar de «Clarissa» de Stefan Zweig

Me chifla esta foto en la que todos sonreímos y que, una vez más, tenemos gracias a Felipe, nuestro reportero gráfico sin el que no contaríamos con una imagen nítida de buena parte de los participantes. Es una pena que no podamos aparecer todos los que fuimos…

De nuevo dio para mucho nuestra lectura de Zweig (tengo 7 hojas de notas)

Y me alegra un montón que todos la hayamos disfrutado, pero vamos por partes.

Fabiola destaca la capacidad del autor en el detalle, en las descripciones de los personajes (cosa en la que coincidimos la mayoría) aunque le ha parecido que la parte de la infancia, la del internado, es demasiado larga en comparación con la posterior, en la que va más deprisa todo. Señala también el poderío de los hombres frente a la ausencia de mujeres: un padre fuerte, un marido algo loco. El profesor hace las veces de madre. En esta percepción también estamos de acuerdos muchos de nosotros.

A Felipe le ha gustado y resultado de fácil lectura. También opina que la primera parte resulta más larga que la segunda, en la que va como a acelerones. Nos cuenta que conocer muchas de las ciudades que aparecen en la historia, le ha servido para situar los acontecimientos mejor y cree que el relato está bastante cerrado, aunque no se concluyera la novela.

Manu, que había leído ya un par de biografías del autor, conocía su capacidad para profundizar en la psicología de los personajes: describe con maestría y es muy meticuloso. Él hace hincapié en el tono pesimista de la obra, incontestable y que probablemente tenga mucho que ver con el propio estado de ánimo de Zweig en el momento en que la escribe, poco antes de acabar con su vida. Nos recuerda que la dicha de Clarissa y Léonard dura escasamente dos meses y eso le lleva a desear un final feliz.

A Yolanda le ha encantado. Ya había leído Carta a una desconocida, que también le gustó. Coincide con Manuel en destacar el tono pesimista que, por otra parte, se ve venir desde el inicio de la novela: » A veces, al evocar su vida, se sentía como si sólo hubiera participado activamente en una pequeña parte de ella, y hubiera vivido el resto sumida en el cansancio o empujada por el vacío sentido del deber» (frase destacada por Fres). Le ha sorprendido cómo presenta a los personajes, cómo de la minuciosidad de lo físico nos lleva a su interior, con una prosa ágil y correcta. También ve una parte inicial más lenta que después se acelera y le gusta especialmente el crecimiento de Clarissa a lo largo de la historia, en el complicado mundo en que le ha tocado vivir. Coincide en la forma de pensar y en la ideología que subyace en la historia, que le recuerda a Montaigne (mencionado en la novela y curiosamente uno de los pensadores sobre los que Zweig escribió una biografía también sin terminar).

A Conchi le ha gustado sobre todo la precisión de la escritura, la capacidad de describir brevemente pero de forma muy certera. Y también los discursos, sobre todo los de Léonard, su apuesta por lo sencillo, su vitalidad. Ella subraya las referencias a las iniciativas de renovación educativa de la época que aparecen en el libro y a unos maestros olvidados, también en esa Europa que desde España nos parecía tan evolucionada.

A Mª José le parece el personaje de Clarissa un poco irreal: demasiado liberal, demasiado independiente. No le cuadra en este periodo histórico. Le gusta la parte inicial, la del internado y aunque en un primer momento está fascinada con la figura elegante y marcial del padre de la protagonista, luego le acaba desagradando. El Congreso le parece muy divertido y Brancoric un mal bicho. Tampoco le parece que la obra esté mal terminada, casi parece que el autor lo quiere acabar así y también desearía un happy end para la historia.

A Kim también le ha gustado, sobre todo el tratamiento de los personajes. Al contrario que a Mª José, a ella le parece muy real Clarissa, perfectamente creíble para su época. Y le dejó impactada el final, así que, como otros miembros del club, preferiría un final feliz para acabar con buen sabor de boca.

A Fresnedo le ha gustado igualmente y cree que el final iba encaminado hacia el folletín… Ella ha disfrutado la parte del internado (quizá porque estudió en un uno) y ese enfrentamiento que está presente en toda la novela entre el vivir y el deber. En este sentido, ella salva de alguna manera al padre por su sentido del honor. Cree que los hombres que aparecen, más allá de sus defectos, dejan crecer a las mujeres. Sitúa a estas en un contexto bélico en el que se buscan la vida y señala el interés de Léonard por «la sal de la tierra» los hombres de a pie que tiran con sus respectivas vidas para adelante (y de paso con el mundo). A Clarissa la ve inteligente, aprovechando las oportunidades que se le van presentando.

Celia también ha disfrutado de la obra y subraya lo bien que traza el autor los perfiles psicológicos, incluso para diferenciar a los personajes de distintas nacionalidades y le gusta como se ve la evolución que lleva a la guerra. Ve el pesimismo de la obra como lógico para alguien que ha vivido un conflicto (y está viviendo otra cuando escribe estas páginas). Le parece un final lógico en un momento histórico tan difícil.

Javier, que se ha incorporado por primera vez a nuestras reuniones, nos habla del internado y de la forma de describir de Zweig. Contrapone las figuras del padre y del hermano de Clarissa, el uno serio y rígido y el otro, pura alegría y del progenitor le interesa lo mucho que sabe y lo que anticipa la historia que está por venir.

A Laura le ha sorprendido la novela y le cuadra perfectamente el final. Ve a Clarissa como una autómata. No tiene referencias afectivas y se deja llevar sin prejuicios, aunque le marca mucho el sentido del deber. Va cambiando en función de las situaciones que va viviendo, adaptándose. Es una persona muy contenida que no sabe expresar las emociones.

Después de comentar las opiniones de todos, hemos ido diseccinando personajes y temas en animada charla.

Brancoric nos da pena al principio, siente un terror que parece real ante la batalla, pero luego se convierte en un farfullero, extraperlista, en un tramposo, dice Mª José. Yoli le ve muy humano en sus contradicciones y destaca lo afectuoso que es con el niño. Conchi hace una reflexión muy acertada sobre que los personajes personifican las distintas posturas ante la guerra.

En torno a Clarissa no hay acuerdo: a Yoli le parece tímida, a Fabiola, cerrada. Quizá le cueste expresar sus emociones, pero luego participa con soltura en el Congreso, tiene mucha aceptación en el internado… A Yoli le gusta que rechace el coqueteo, aunque ella afirma que echa de menos sentir atracción por los hombres (hasta que encuentra al adecuado, claro). Se parece a su padre, frente al carácter de su hermano, mucho más abierto y alegre, del que destaca Conchi, es quien más entiende a su progenitor cuando se desmorona.

A Clarissa le puede la presión de tener contento a su padre desde niña. Con el padre, tampoco hay quorum, a Mª José y a mí, no nos gusta nada: no olvidamos que retiene las cartas de Léonard que podrían haber cambiado el curso de los acontecimientos. Sin embargo, hay otras personas a las que emociona el orden y pulcritud de su archivo (que mantiene en su trabajo Clarissa, igual que él).

Hablamos del aborto, que se trata con normalidad, prueba de que ha existido en todas las épocas; también de la relación de Clarissa con su hijo, poco explícita, no descrita en profundidad. Y en este punto Manu nos hace ver que tanto la maternidad, como la ternura que echamos en falta, son estados, sentimientos, vivencias… muy femeninas, difíciles de entender para un hombre, que es al fin y al cabo el que escribe la historia.

También comentamos la relación de Marion y Clarissa, que se complementan (como dice Manu) porque la una tiene lo que le falta a la otra. Marion es extrovertida y alegre frente a la distancia social que siempre mantiene nuestra protagonista. La primera más moderna, la segunda más tradicional, con más miedos. Ellas aportan el afecto, la complicidad, la transparencia y la locura de lo femenino (Manu)

También comentamos cómo aparecen dos corrientes de la psiquiatría del momento: la del doctor Silberstein que fundamenta la terapia en aportar distracción a los pacientes, no cura, pero mejora su vida y la de Freud, que busca el origen de la enfermedad, de dónde viene el problema, para curar.

Comentamos que el sexo se trata de puntillas y el embarazo parece producirse después de una sola vez en que hace el amor con Léonard. Yoli ve el enamoramiento de ambos muy cerebral.

Y sale a colación de nuevo la educación, tan presente en la novela: Montessori, la Escuela nueva, el krausismo en España… Yoli recuerda la figura de un catalán que trajo a España las teorías de la Escuela nueva, condenado a muerte acusado de promover la Semana Trágica de Barcelona, al que Conchi pone nombre: Ferrer i Guardia.

Retomamos la figura del doctor, que hace las veces de madre para Clarissa: le aconseja no abortar, le da libertad en el trabajo, la respeta y además es un hombre que reconoce sus debilidades y se enfrenta a ellas al final. Y recordamos la preciosa historia de la campesina a la que el doctor arrienda una habitación de la casita que le compra en Salzburgo a cambio de que la mantenga limpia y cuya lealtad es a prueba de bomba.

Por lo que se refiere a Léonard, se adapta a la guerra, no se cuestiona la situación, su deber es irse a Francia y que se acabe el sueño de ambos, una guerra cruenta y cruel (como recuerda Conchi) que dejó terribles heridas en Europa, que no acabaron de cerrar…

Hay algunas dudas con respecto a cómo se manejan los tiempos: con el el embarazo, por ejemplo (Fabiola).

Y finalmente, hablamos de la actualidad de los temas tratados en la novela: la desconfianza en los políticos, la crítica institucional, la prepotencia de las élites (en este caso intelectuales) la falta de previsión ante las catástrofes…

La novela nos ha dejado a algunas de nosotras con ganas de repetir Zweig…, pero ahora toca nos prepararse para el cambio de tercio que supone nuestra próxima lectura: novela negra nórdica.

Fue un placer, que se está convirtiendo en buena costumbre.

Gracias a todos.

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2 respuestas a Resumen de la reunión virtual para hablar de «Clarissa» de Stefan Zweig

  1. M. José dijo:

    Gracias Marta por todo el «currelo» que te estamos dando. Y por la foto (parece que acabamos de leer una comedia). Vas a tener que acabar escribiendo un ensayo sobre «Perspectivas individuales que descubren la personalidad de los miembros de un club de lectura».
    Buena Semana Santa para todos.
    Un saludo,

    • Novelerías dijo:

      Jajajajajajaja. Me siento muy afortunada de trabajar en algo que me permite disfrutar tanto. Es un regalo este club, de verdad. ¡Buenas vacaciones a todos!

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