Temas y personajes de «El último caso de William Parker»

«Crimen», fotografía de Daniel Lobo en Flickr (CC BY 2.0 DEED)

Como en toda novela negra que se precie, en esta historia hay, claro, asesinos de mente perturbada y policías que intentan pararles los pies, descripciones de interrogatorios y comisarías, detalles sórdidos de cadáveres y cuerpos enterrados en lugares inhóspitos.

Entre todo ello, se intercalan algunas historias de amor, en general truncadas, como la breve,  pero intensa relación entre William Parker y Jennifer Morgan o la que mantienen Sarah Evans y Karla Mendoza, que además sirve al autor para destapar los prejuicios y la ignorancia en torno a la homosexualidad, que llevan a un padre incluso a ofrecer a su hija en bandeja a un patán.

En ese abuso, en la violencia que se ejerce sobre Sarah, hace especial hincapié Escrivà, llevando a su protagonista a tomarse la justicia por su mano, incriminando a los implicados con pruebas falsas. 

Relacionado con todo ello, vislumbramos distintos tipos de vínculos familiares entre parejas y también entre padres e hijos. Ninguno especialmente sano, la verdad. 

El personaje principal, William Parker, es el prototipo de policía afligido, que arrastra un pasado terrible que apenas le deja seguir adelante. Un poco visto ya, resulta. Le viene bien retomar su trabajo, concentrarse en un nuevo caso para poder remontar un poco. Es un tipo honesto y justo, aunque no duda en manipular pruebas para condenar a quienes se podrían librar de la ley.

Fernando Pons el periodista reconvertido en camarero que echa de menos su trabajo de investigación como reportero y acaba inventando sus propias noticias, es un joven con muchos traumas, falto de cariño, un personaje poco creíble en mi opinión.

A Jeniffer Morgan no la conocemos mucho, más allá de su relación con el protagonista y su conversión como infiltrada. Curiosa me parece, la empatía que siente por Fernando Pons.

El padre de Sarah Evans, Arthur es el más perturbador de los personajes. Violento y manipulador, incapaz de querer a su hija tal como es, está dispuesto a lo que sea por «apartarla» de sus inclinaciones sexuales. 

La madre, Grace, aunque es la única que se comporta con normalidad ante el amor que su hija siente por Karla, tampoco actúa con valentía y su falta de acción, encubre las acciones deplorables de su marido.

Logan Owens es otro tipo repugnante, dispuesto a violar sin ningún miramiento, solo porque otro hombre le da permiso para hacerlo.

Por último hay que hablar de Andrea, esa niña mala que finge ser amiga de Fernando Pons y le marca de por vida, a la que no consigo creerme en ningún momento y cuya brusca desaparición, me parece tan poco elaborada, que casi hasta me molesta.

Alrededor de todos ellos, circulan policías y forenses muy estereotipados, de los que aparecen en cualquier thriller de serie al uso. 

Comentaremos más en nuestra próxima cita virtual, aunque, como siempre, aquí también podéis incorporar lo que os parezca.

¡Gracias!

 

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