La imagen de la estación de un lugar sin nombre, de aspecto desolado, con edificios pegados a las vías y una casa en venta, nos pareció desde el primer momento una muy buena manera de comenzar una novela. Sugerente y poderosa.
Porque ¿no os habéis preguntado alguna vez ante sitios como ese… quién querría vivir ahí? Y pensado en lo molesto del ruido, la suciedad que debe meterse por todos los rincones, la sensación de abandono que transmiten…
C9 (fotografía de Daniel Luis Gómez Adenis) en Flickr (CC BY-ND 2.0)
En este pueblo en medio de la nada se sitúa la acción de la novela, en un lugar denominado Pozonegro (muy acertadamente), cerca de Puertollano, en Ciudad Real en la época actual ¿2019? (en 1999 Raluca tiene 19 años y ahora 39).
A partir de esa instantánea, casi en blanco y negro, Rosa Montero construye la historia de una huida que se va convirtiendo en otra cosa a medida que avanza la obra.
La trama principal nos presenta a Pablo, un arquitecto de prestigio que abandona su vida anterior para recalar en un pueblo infecto, al que nadie querría trasladarse si pudiera elegir. No sabemos por qué lo hace, puesto que va dando diferentes versiones a los demás personajes.
Y no solo deja la capital para establecerse en este lugar. Además alquila ese piso al lado de la estación, destartalado, sucio y feo, sin verlo siquiera. Y se esconde en él, porque de alguna forma se siente como ese mismo espacio: vacío e inservible. Simplemente se deja caer en él, sin ganas de nada y sin esperanza, perdido.
Mientras, sus compañeros del despacho le buscan y también la policía…
Es una vecina de origen rumano, Raluca, la que le saca del marasmo en el que vive, buscándole trabajo.
La relación con ella y el resto de vecinos va abriendo algunas de las líneas argumentales que vertebran la novela: conoce a Felipe, el anciano enfermo y antiguo minero al que cuida Raluca (y que a su vez quiere proteger a esta); escucha a la madre maltratadora del piso de arriba…
El arrendador del piso, Benito, un bruto impresentable que está obsesionado con sacar más dinero al arquitecto, desencadena el acercamiento entre Pablo y Raluca, lleno de dudas por parte de él.
Los motivos que han llevado a Pablo a esconderse van saliendo a la luz a medida que avanzan los acontecimientos: vemos que la policía le vigila, como sufre un intento de chantaje y se produce una trifulca que lleva a Raluca al hospital.
Intercaladas en las tramas, van apareciendo historias reales, terribles noticias de asesinatos, violaciones y psicópatas, casi todas ocurridas en el seno de la familia, que ofrecen una imagen del mal con mayúsculas y sirven de contrapunto a la bondad de algunos protagonistas.
Por último, el desenlace revela el secreto de Pablo y ofrece un final cargado de esperanza.
¿Algo que añadir?
¡Esperamos con ganas vuestros comentarios!.
No habia leido nada de Rosa Montero y «La buena suerte» me ha parecido una novela de contrstes y bastante cercana a la realidad del ser humano que la autora parece conocer muy bien.
En un contexto duro y salpicado de noticias exageradamente macabras , pero reales , va contrastando el bien y el mal, la ilusión y la depresión, la belleza y la fealdad a traves de los diversos personajes apostando finalmente por la necesidad que ternemos los humanos de que en cualquier ambiente dar luz a la vida ,y mas ahora que está tan cara , je ,je.
Me ha gustado , pues la autora ha trabajado las distintas tramas , tanto la principal de Pablo y de Raluca como las del resto de personajes y en mi caso logra meterme en ese mundo poco favorable donde «la suerte solo es buena si tu decides que lo sea»
Jeje, sí, los personajes buscan la luz, tirando de esa necesidad que tenemos de agarrarnos a lo bueno para seguir adelante. Creo que una de las cosas más destacables de la novela es que la autora consigue despistarnos muy bien sobre cuál es el origen de la escapada de Pablo y eso mantiene la tensión en la historia ¿no te parece?
Gracias, Manuel.
Cuantas veces no nos hemos planteado y si lo dejo todo… y…Con este planteamiento
Construye Rosa M su relato. Un relato coral, en el que el Pozonegro de la Mancha se entremezcla con el pozonegro de cada uno. Personajes grises, tristes y un tanto casposos, como el momento en el que Raluca, limpia su ojo, o como lo perdió. Magistral la narración de Rosa y su capacidad de contar lo cotidiano de una forma sublime.
Por lo menos lo hemos pensado, sí, salir corriendo como solución… Qué bonito eso de entremezclar los «pozosnegros», Conchi. Me gusta mucho. (¡Ains, lo que te vamos a echar de menos en las reuniones virtuales estos meses!).
Siempre me ha parecido que Montero tiene una capacidad extraordinaria de narrar de forma cercana, expresando muy bien lo que sentimos los demás, lo que vemos, lo que pensamos. Resulta muy fácil imaginarse los lugares, empatizar con los personajes, reflexionar junto a ellos, porque todo es muy real, existe exactamente igual que ella lo describe…
No dejes de seguir comentando ¿eh?. ¡Gracias!