Personajes y temas de «Lecciones de química»

«Perro feo #3» fotografía de CJ Le en Flckr (CC BY 2.0 DEED)

La reivindicación de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres (y de la igualdad en general, que también Elizabeth habla de la de raza en varias ocasiones), mucho más allá del terreno laboral, es el eje temático principal sobre el que se apoya todo el entramado narrativo de «Lecciones de química». 

Su protagonista lucha por hacerse un hueco en el mundo científico, concretamente en el ámbito de la química, pero no solo: también defiende su derecho a no casarse, a no tener hijos, a vivir como los hombres y a ser tan independiente y libre como ellos.

En este sentido, además de presentar prácticamente a todos los hombres (salvo a Calvin,  Walter Pine y el sacerdote amigo de Madeline) como unos acosadores-abusadores-violadores que ven a las mujeres como esclavas sexuales-criadas-madres y poco más, se hace una dura crítica a las mujeres que forman parte del ecosistema que perpetúa el modelo machista.

También se da buen repaso al clero, a la familia tradicional y a la educación clásica y se abordan temas como la violación, la fe frente a la ciencia, el plagio en la investigación científica, las relaciones familiares, el suicidio, el deporte como actividad saludable (en este caso el remo), la censura de libros o el amor.

Todos ellos nos darán, seguro, para jugosos comentarios durante nuestra cita virtual. 

En cuanto a los personajes protagonistas, nos encontramos ante una heroína de libro, tan perfecta como irreal: excelente científica, pareja ideal, madre ejemplar, luchadora infatigable por los derechos de las mujeres y los más desfavorecidos, remera destacada… que además es guapa, alta y delgada. Aunque ha sufrido tremendas tragedias, es una mujer fuerte y animosa que afronta sus desdichas con una energía envidiable.

A Calvin le pasa un poco lo mismo, es prácticamente insuperable: un genio en lo suyo, un atleta, el único que trata a Elizabeth de igual a igual… 

Y claro, Madeline, con esos padres, no podía ser sino una superdotada, que, eso sí, no consigue adaptarse. A mí este personaje que lee a Dickens con cinco años mientras escucha a Bach me parece un poco excesivo, aunque a cambio de reflexiones sesudas que algunos adultos no podrían hacer, es incapaz de atarse los cordones de los zapatos.

Me gustan los personajes con claroscuros como el sacerdote descreído, Walter Pine, con su azarosa vida a cuestas; o Harriet, que detesta a su marido. Y no tanto los malos, que parecen villanos de cómic porque son desmesurados en su vileza, crueldad y perversidad.

Mención aparte merece Seisymedia, que se pregunta una y otra vez por qué hacen o dicen determinadas cosas los humanos y con cuyos pensamientos es imposible no coincidir más de una vez.

A ver qué os ha parecido a vosotros, lo comentamos después.

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