Hay veces que en el club hacemos giros completos y al pasar de un libro a otro cambiamos no solo de escritor y país, sino casi de planeta.
En este caso ha sido así, hemos saltado de España a Japón sin hacer escalas y el cambio ha resultado tan drástico como estimulante.
Pasamos de personajes que no pueden ser más diferentes, de formas de narrar que no tienen nada en común, de temas completamente distintos y la experiencia ha sido algo parecido a un reseteo mental de refresco que se agradece.
La magia de la literatura ¿no?
Yoko Ogawa
Premiada por la crítica y avalada por el público, reconocida a nivel internacional, esta autora japonesa, sabe enganchar de manera sutil con su forma de narrar.
Personajes sencillos, que desde la humildad de su día a día, nos llevan a reflexionar sobre las relaciones humanas, las familiares, la infancia, la memoria… sin que seamos conscientes de la profundidad de sus propuestas.
Una literatura intimista y personal que transmite paz, delicadeza, ternura y te transporta discretamente, como en volandas, al territorio de las emociones.
La obra
Lo primero que me gustaría destacar es la combinación matemáticas-literatura, ciencias-letras, binomio aparentemente imposible, que siempre ha dado maravillosos ejemplos de mestizaje afortunados.
La belleza de los números, sus interioridades, formulación y teoremas, quedan descritos en la novela de una forma tan solvente, que una acaba fascinada por ellos, interesada en saber más.
Lo mismo se puede decir del béisbol, el segundo tema que entrelaza las vidas de los protagonistas y contribuye a forjar su amistad.
Reconozco mi ignorancia con respecto a la importancia de este deporte en Japón, pero me han entrado ganas de investigar al respecto, de saber si Enatsu existió (sí, lo hizo), de repasar sus reglas…
Una historia de amistad nada convencional, que rebosa sensibilidad.
No hay muchas reseñas, pero del material consultado que tenéis aquí, he seleccionado esta
Seguimos analizando la obra a lo largo de las próximas semanas…
Me está gustando la novela » La formula preferida del profesor» porque su autora Yoko Ogawa ,con su toque oriental, logra enlazar la literatura y las matematicas de una forma sencilla,serena y brillante .No es fácil. Gracias Marta por la elección.
Sí, sí, muy de acuerdo contigo en la serenidad que transmite. Es como si el tiempo se pausara y de alguna manera te sientes inmersa en el ritmo de las horas de lucidez del profesor. La lectura fue una sugerencia muy acertada de Conchi y Mª José, así que, gracias a ellas 😉